Ventilar nuestros espacios de manera natural influye positivamente en nuestra salud, al mejorar la calidad del aire.
Esta actividad es importante para evitar que la humedad y las sustancias perjudiciales se acumulen en el interior de las edificaciones que ocupamos, con la intención de conservar el grado de salubridad y de bienestar olfativo.
El mejor sistema de ventilación de una vivienda depende del clima exterior, de las necesidades de los usuarios y del presupuesto del cliente. Es primordial airear las distintas zonas habitables, para renovar los espacios interiores y eliminar las probables bacterias, hongos o ácaros que tienden a acumularse en las alfombras y en otras superficies.
En arquitectura existen muchas maneras de configurar una buena ventilación natural en un edificio, para que sea sostenible y que cuente con una mayor eficiencia energética. La primera de ellas es la ventilación cruzada. Para poder conseguirla, es imprescindible tener dos aberturas exteriores.
La ventilación mecánica se realiza a través de ventiladores mediante la extracción de aire del exterior. Estas rejillas garantizan el correcto flujo de aire en interiores y mejoran la eficiencia energética con recuperación de calor.
La solución que más se está utilizando es la híbrida, ya que permite una renovación de aire natural, mientras las condiciones lo permitan, incorporando el uso de cerramientos de vidrios automatizados.
Muchos edificios contemporáneos, especialmente las viviendas, basan la ventilación en las ventanas practicables. Los elementos verticales, tales como los patios y las escaleras, aportan a una mejor ventilación nocturna. El recurso de los atrios ajardinados también es muy utilizado, ya que produce una ventilación efecto chimenea.
Consejos para una climatización y ventilación eficiente
El aislamiento
La temperatura ideal
Chequear la orientación del flujo de aire frío
Utilizar un programador
Vigilar el mantenimiento del equipo
Beneficios de una buena climatización y ventilación
Una climatización adecuada es primordial para conseguir el bienestar térmico de los individuos. Las condiciones interiores de temperatura, humedad y velocidad del viento generan una sensación de confort idónea en sus ocupantes. La ventilación natural es y seguirá siendo determinante en la evolución de los diferentes tipos arquitectónicos.
En conclusión, tener un ambiente fresco, ventilado y, por consiguiente, libre de olores, sustancias u hongos, es primordial para nuestro bienestar y comodidad. Con simplemente abrir las puertas y las ventanas, o climatizando artificialmente, logramos este objetivo que aporta mucho a nuestra calidad de vida.