Si abrimos una ventana al pasado y nos trasladamos 50 años atrás, encontraremos que la principal tendencia de construcción en el sector inmobiliario, era de viviendas unifamiliares (casas) o, en su defecto, apartamentos con grandes espacios que creaban la ilusión de vivir en una casa.
En los años subsiguientes, esta tendencia fue cambiando al mismo ritmo que aumentaba la demanda de viviendas, sobre todo en las principales ciudades de República Dominicana y la Metrópolis del Gran Santo Domingo. El precio del metro cuadrado de terreno aumentaba rápidamente, como consecuencia de la gran demanda de solares para el desarrollo de proyectos inmobiliarios. Ahora se requieren más unidades funcionales en el menor espacio posible, que aseguren competitivos precios de venta en el mercado.
Qué tomar en cuenta a la hora de invertir
Cuando pensamos en comprar una vivienda, tenemos las alternativas de invertir en un proyecto en construcción o en uno terminado. Naturalmente, eso dependerá del estado financiero de cada uno.
Para la compra de una vivienda terminada, debemos disponer del capital ahorrado suficiente que cubra el monto del inicial, que regularmente varía entre un 20 a 30 % del costo. Además, debemos contar con un buen historial crediticio que nos garantice un financiamiento hipotecario adecuado.
En caso de no tener el dinero suficiente para cubrir el inicial, comprar en plano podría ser la decisión ideal. De esta forma disponemos de mayor tiempo para ir completando el monto del inicial durante el proceso de construcción. Siendo este el caso, debemos asegurar que nuestra inversión estará en manos seguras. Es importante que el proyecto que elijamos se esté desarrollando bajo el formato de fideicomiso o que la constructora sea reconocida por su trayectoria intachable en el mercado.
Causas de la reducción del espacio de las viviendas
El poco espacio en la ciudad:
Dentro de sus funciones, la Dirección General del Catastro Nacional (DGCN) establece el Índice de Precio por metro cuadrado que habrá de regir para los terrenos en el país. Los valores catastrales se actualizarán cada cinco (05) años en la zona urbana y cada diez (10) años en la zona rural. Estos valores han incrementado rápidamente en los últimos años, sobre todo en las áreas urbanas y, de forma específica, en el Gran Santo Domingo, donde los espacios de construcción escasean cada vez más. Como consecuencia, las constructoras deben densificar las zonas con edificios de altura, materiales más ligeros y espacios de viviendas más ajustados.
La reducción de la familia (el número de personas por hogar):
Los desarrolladores de proyectos deben tomar en cuenta la tendencia de familias más pequeñas, con entre uno y tres miembros. Las razones se basan en una mejor calidad de vida para padres e hijos, incluyendo beneficios económicos y un mejor balance entre la vida profesional y la familiar. Por eso, estas familias requieren espacios más prácticos y reducidos, cuyos costos de inversión se ajusten a sus necesidades económicas.
A medida que se reduce el tamaño de las viviendas, surge la necesidad de optimizar los espacios interiores disponibles y convertirlos en áreas multifuncionales.
¿Cómo optimizar el espacio?
- Aprovechar las alturas para colocar estanterías funcionales que sirvan como espacios de almacenaje.
- Colocar muebles a la medida que sean plegables y prácticos para cada ocasión (por ejemplo, un sofá cama).
- Utilizar colores claros con buena iluminación para lograr un efecto de amplitud.
- Instalar puertas corredizas tipo granero, que aportan más espacio y calidez.
- Garantizar que los electrodomésticos sean adecuados en tamaño y en cantidad.